jueves, 1 de marzo de 2018

CARTAS COFRADES 2018-VI: Silencio y esparto


No nos cansaremos de repetir la suerte que tiene la Semana Santa de Zaragoza de contar entre sus filas con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Agonía y de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos o del Silencio, el Silencio por todos conocida. 

En una Semana Santa, donde los tambores han configurado, modificado y enriquecido la mayor parte de sus cofradías, recorridos y actos, que el Silencio haya sabido mantener intactas sus señas de identidad sin sucumbir a los encantos y beneficios que puede traer consigo la percusión, hacen de ella una cofradía especial, distinta y muy querida por toda la familia cofrade zaragozana. Y es que el Silencio está preñada de tantas cosas especiales que hace que tengamos  motivos para celebrar con júbilo sus 75 aniversario procesionando por nuestras calles desde el barrio de San Pablo.

¿Acaso no es especial su hábito, esa  túnica negra con larga cola que se extiende en determinadas procesiones y fechas, ceñida por ese cinturón de esparto con su cuerda de 3 metros, mediante la cual van unidos los hermanos?. No es solo especial, tiene tanto significado que pasa por ser, para muchos, uno de los más bonitos, a pesar de su austeridad y luto. ¿Y que me dices de esa manera de apoyar las hachas en el cinturón durante los desfiles procesionales? Única también en nuestra ciudad.Todo inspirado, es justo recordarlo, en su homónima cofradía sevillana, como lo han hecho en otros momentos alguna que otra cofradía a orillas del Ebro

Cuantos cofrades y zaragozanos no comienzan sus recorridos procesionales la tarde del Jueves Santo partir de los oficios de la iglesia de San Pablo (la iglesia en si también colabora en este carácter especial que atribuimos al Silencio) para emocionarse con esa salida de los pasos a la calle desde el templo salvando el gran desnivel que presenta,y que en algunas ocasiones, cofrades de otras hermandades han arrimado el hombro para unir fuerzas. Y allí tenemos ya en la calle al Cristo de la Agonía, una joya del XVI y sin duda uno de las imágenes con mayor valor artístico y espiritual de nuestras procesiones sobre un paso del ilustre escultor zaragozano Antonio Bueno. Lo mismo podemos decir de lo especial y distinta que es la Virgen Blanca, Nuestra Señora del Rosario.

Siempre arraigada en su parroquia, la del Gancho, pionera en muchos movimientos de apostolado, y con tantas cofradías como santos y fiestas tiene el calendario. Y así, los Jóvenes de la Acción Católica de la Parroquia, como antes hicieran en las Siete Palabras, o también con el Ecce Homo, dieron forma a su propia cofradía penitencial.

El uso de las heráldicas, y su toque de silencio que les confiere una de sus características más singulares llegó años después, con sus Bodas de Plata. Ahora son el símbolo de la cofradía. Y estuvimos a punto de perder tal seña de identidad que enriquece nuestra Semana Santa. Dio pena ver solo una heráldica, a modo de símbolo, en la Semana Santa de 2013. Hubiera sido una gran pérdida patrimonial para todo el conjunto de nuestras celebraciones. Sin embargo, supieron reponerse y hoy la sección de heráldicas es aún más rica y potente de lo que era anteriormente, siendo capaces de sustituir al piquete de cornetas con el que convivía desde las bodas de plata de la sección de heráldicas (1989). Junto con la "Eucaristía" también recuperaron la presencia de "ministriles" en nuestras procesiones, por lo menos desde 2011 tengo yo contrastado, pero pudo ser antes. Siempre habrá alguien que nos enriquezca corrigiendonos, o diciendo que ellos fueron los primeros (algo muy habitual entre nuestros hermanos cofrades).

Numerosos actos, como no podía ser de otra manera, jalonan la conmemoración del 75 aniversario, que se inauguró de manera solemne el 2 de enero, día de la Venida a Zaragoza de la Virgen del Pilar, pues no en vano fue fundada tal día allá por 1944. Tuvimos una exposición entre el 15 y el 24 de febrero donde mostraban parte de su patrimonio, y una colección de fotos y vieja hemeroteca colocadas de una manera original y a la vez significativa, con la cuerda y el esparto sujetando con pinzas las instantáneas. La presencia del Gancho, símbolo del barrio, y siempre presente en todas las procesiones parroquiales, es otro de esos motivos peculiares de esta querida cofradía. 

Que puedan mostrar con orgullo, el galardón Sanedrín de 2016 por la recuperación de las heráldica, o  el II Galardón "Hermano Juan Armiño" de la Cofradía de la Entrada por el mismo motivo o la Distinción Semana Santa que otorga la "Columna" en 2015 dice mucho de lo que se valora al Silencio entre todas las cofradías zaragozanas.

Las conferencias de Fernando Ortiz y Pedro Guillén nos ilustraron sobre como vestir las imágenes o sobre el patrimonio escultórico de la cofradía. Tendremos conciertos, y también la recuperación del "Miserere" que se entonaba en los oficios del Viernes Santo antes de acudir al Santo Entierro, (recordar que hasta 1968 no lo pudieron hacer con la Virgen Blanca, por esas cosas que tenía entonces el Santo Entierro). 

Pero la mejor celebración que nos pueden ofrecer, será poder acompañar un año más al Silencio por las calles zaragozanas, con todas sus señas de identidad intactas y aseguradas. Desde estas Cartas solo podemos dar las gracias a la Cofradía del Silencia por ser como es. Felicidades y que cumplan muchos más.







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