lunes, 3 de julio de 2017

POSTALES DESDE EL VERANO 2017: Aquellos fabulosos veraneos


Desde este blog siempre nos hemos declarado prendados del veraneo. Somos veraneantes confesos, que no es lo mismo que ser turista o viajero. Esa actividad que solo se puede realizar en una estación del año. Hasta el título del blog bebe de esta afición. Acaba de salir un libro en el cual, de manera nostálgica, miran al pasado de aquellos maravillosos veranos con claves que más de una vez hemos visto reflejadas en estas postales: pandillas, bicicletas, balones nivea, avionetas repartiendo regalos en las playas, sombrillas, esterillas, verano azul...... Lo que cuenta el libro lo vivamos en Benicarló (ay, perdón, que a mi madre le gustaba decir en Peñíscola), lo vivimos ahora (las neveras, hamacas, las esterillas y su olor, las sombrillas apenas han cambiado), y lo pensamos seguir viviendo (seguimos teniendo críos de todas las edades, bicicletas, y muchas ganas).

Aprendimos que el veraneo es una aptitud que, más allá de donde estés y cuanto estés, te permitirá sobrevivir al verano, a veces sin salir de tu ciudad. Incluso trabajando, aunque no es lo mismo, no nos vamos a engañar, te lo puedes montar de verano. Y eso que Zaragoza, por mucho que el Ayuntamiento este año nos pida que nos quedemos aquí por su programación cultural, de experiencias y  emociones (que bonito), no es precisamente una ciudad que lo ponga fácil. Tenía un colega que  iba con el camión de la basura por las noches. Entre que la temperatura era agradable, y la basura a recoger la mitad en una ciudad vacía, a él le encantaba trabajar en verano y salir de juerga en cuanto acababa la recogida con tiempo de antelación. El verano es único e incluso puede resultar monocorde, y sin aptitud de veraneo yo no se si podría soportarlo. Porque el otoño lo comienzas con la vuelta al cole, tienes el Pilar por el medio, los Santos y demás festividades y te adentras en él pensando ya en las Navidades. Al invierno llegas vestido de invierno desde hace días, con los niños de San Ildefonso regalándote amor, salud y alguna pedrea, y lo terminas cuaresmeando si no ya en la misma Semana Santa. Y en Primavera puede pasar cualquier cosa. Ya sabes eso de hasta el cuarenta de mayo.

Hace unos días, Menendez de Vigo (no se que les parecerá a mis amigos podemitas nombrar, con un halo positivo y sonrisa en la boca, a un ministro del PP) se declaraba zaragocista de toda la vida desde que, veraneando año tras año en Comarruga, se hizo de una pandilla de zaragozanos en tiempos de los "Cinco Magníficos". Eso tiene el veraneo cuando repites con los mismos en los mismos sitios. Como un erasmus en pequeña escala; tu das y te dan y vuelves a casa con la mochila llena (de experiencias y emociones que dicen los cursis de suplemento dominical). Volviendo al ministro; entonces era fácil hacerse del Zaragoza, no ahora, victima de las malversaciones de PLAZA en tiempos del gobierno de Iglesias (Marcelino, no confundamos) y los tejemanejes del otro Iglesias (Agapito).  

Un libro recomendable, pero mejor será el que tú me puedas contar. Ojalá el mejor veraneo esté aún por escribir. Por ponerle ganas no será

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