jueves, 19 de enero de 2017

CARTAS COFRADES 2017-I: Por ėl no pasan los años


Ya tenemos cartel para promocionar la Semana Santa que nos llega. Por el no pasa el tiempo. Salvo por pequeños detalles que pueden permitir datarlo entre tal o cual fecha, si no aparece el año correspondiente, el cartel es atemporal. No se ciñe a modas, no sigue tendencias, no marca estilos....... Los años 2006 con el Prendimiento de protagonista, 2007 con la Humildad y 2008 con la Columna, mostraban un diseño, pero desde 2010 una fotografía "a sangre" ocupa todo el cartel, como la típica cartelería de Información y Turismo que decoran los espacios de trabajo del funcionariado. Al menos las fotografías son buenas. Cada vez mejores. Este año lleva la firma de Alberto Olmo, reconocido miembro del elenco de la "hermandad de fotógrafos" que copan la mayor parte de poster de los últimos tiempos.

Esta es una de las críticas que recibe cada año. Que no arriesgue, que siendo un cartel publicitario y promocional no se ajuste a criterios estéticos o artísticos del momento que le toca vivir. Pero seguramente si así fuera, pasaría como con el cartel de las Fiestas del Pilar, que nunca deja contento a todos unos años, y a casi nadie en otros. Con el paso del tiempo, unos aguantan mejor que otros el discurrir de las primaveras, pero casi todos quedan como reflejo de una época, como ocurre con aquellos primeros carteles de las Semanas Santas de los años 50. ¿Has visto el cartel oficial de la Ruta del Tambor 2017?. ¿Te lo imaginas en Zaragoza? Yo no. Ni los de otros años tampoco, incluso cuando han sido autenticas obras de arte. 

Otro tipo de andanada llega por no aparecer representados pasos, misterios o advocaciones. Generalmente esta crítica se ahonda si los tambores son los protagonistas. En los últimos tiempos poco menos hay que pedir perdón si mentas al tambor. Es cierto que bombos y tambores han sido protagonistas en las cuatro últimos carteles, que en la última década han aparecido en siete de los carteles. Y en lo que llevamos de siglo en once de diecisiete. 

El cartel lo elige, edita y paga el Ayuntamiento de Zaragoza. Con el vende un producto potencialmente turístico, y si pudieran sin ningún componente religioso. Incluso lo presenta en FITUR, la Feria Internacional de Turismo y en estos años con caracteres chinos. Ideología militante al margen  a las que tan acostumbrados nos tiene el Ayuntamiento, imágenes de crucificados y de sentir religioso encajan poco con el nicho de mercado donde quiere encontrar clientes. Clientes, turistas, consumidores, no fieles. Y Zaragoza no tiene Salzillos, Juan de Mesa, Juan de Juni o Gregorios Fernández. Por eso los tambores y los hábitos son los protagonistas en un primer plano. Es lo que nos diferencia de otras regiones. Y de segundo plano, a poder ser,  un monumento de la ciudad, donde la Seo mudejar aparece con frecuencia. 

Regala Zaragoza, te dice el cartel. Y si pudieran, el paquete completo sería las de unas fiestas de primavera. En Sevilla siempre anuncian sus Fiestas de Primavera, y ya sabemos que aquí a veces perdemos el norte con el sur. El cartel de la primavera sevillana de este año ha encantado por estos lares. La verdad es que motivos da para gustar. Pero muchos de los que aquí aplauden ese cartel de orillas del Guadalquivir, no se si se rasgarían las vestiduras si tuviera su reflejo plagiado a orillas del Ebro. ¿O acaso cuando sales en procesión te sientes participando en un acto de Fiestas de Primavera?.

Tampoco carguemos la tinta en este consistorio militante de camisetas pancarta de la marca blanca de Podemos, que en lo que llevamos de siglo hemos tenido también al PP, al PSOE y el resultado del cartel era el mismo.

Pero hablemos del de este año, donde el actor principal es un bombo de la Cofradía de la Exaltación. Desde 2002, y de manera ininterrumpida, porque antes ya se había hecho, la cofradía que prepara el Pregón en la tarde del Sábado de Pasión ilustra con su presencia el cartel de la Semana Santa. Y esto nos recuerda lo que supuso la anterior vez que lo preparó la Exaltación en 1993, cuando se crearon las llamadas "marchas del pregón" con la fusión de los toques más característicos del repertorio sonoro de cada cofradía y además se consolidó el toque de "Zaragoza" creada un año antes. Se vuelve a cerrar el circulo de aquello y con una cifra tan redonda como es la de veinticinco pregones. Solo por esto, al margen de ideologías, ayuntamientos, estilos, estéticas, protagonistas, gustos y creencias, motivos hay para que un bombo de la Exaltación sea el protagonista. Veinticinco; y parece que no pasan los años.




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